En la empresa familiar se establecen metas a largo plazo y se crean acuerdos de reinvertir o vender la inversión sin perjuicio de los intereses de los otros miembros de la familia. En los órganos de gobierno debe haber, al menos, un miembro de la familia o un representante. No solamente son Accionistas: algunos trabajan en la empresa y otros son ejecutivos. En este tipo de compañías, el voto mayoritario está en manos de los miembros de la familia que fundaron la compañía o en los que los sucedieron, heredando el patrimonio. Con frecuencia, las empresas familiares deben contar con un plan de sucesión que clarifique el relevo de los mandos hacia el futuro.