Cada vez existen más emprendedores con la idea de “hacer algo por el mundo”, “dejar una huella”.
Esta es una idea excelente, maravillosa. Este mundo sería otro si todos pensáramos en el bienestar del vecino. Muchos han iniciado y han abandonado el barco en el camino, pues el hecho de querer emprender un proyecto de ayuda social, representa la necesidad de tener un fondo monetario para suplir las necesidades, para pagar sueldos a gente que desee dedicarse al 100% al proyecto, etc., y es precisamente esto el dinero lo que ocasiona frustración y deseo de abandonar.
Fabián Guzmán, director de Whisky Group Brand afirmó que ?El emprendimiento social no es caridad, es un proyecto sustentable del que tienes que poder vivir, que exista la capacidad de generar recursos.? Además mencionó la famosa frase “hacer el bien, haciéndolo bien, y yo creo que esta debería ser la filosofía de cualquier empresa no importando el tamaño”.
Es decir, crear un proyecto realista e inteligente donde vayamos dirigidos a un target en específico, conociendo su necesidad primordial y buscar revertir esa problemática.
Por ejemplo, se estima que en nuestro país, la población que vive en pobreza sea de 55.3 millones de mexicanos. ¿Cómo los ayudamos? Lo más sencillo regalar despensas; sin embargo, esto no erradica la problemática de fondo. Todos podemos realizar a menor a mayor escala un proyecto de impacto social que beneficie a nuestro prójimo.
Basta encontrar una de muchas necesidades, realizar un plan de financiamiento y poner manos a la obra. O bien, si ya tienes una empresa, piensa como tu empresa puede tener un impacto en la sociedad. ¡No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy!